Podremos pensar que las personas valen por los bienes que
representan o acumulan, podemos pensar que el poder es un sinónimo del respeto,
podemos pensar que la grandeza de un hombre pasa por la fortuna que este
acumule. Podemos pensar que el respeto pasa por
vestir camisa y corbata o ropa de marca. También podemos pensar que las
personas que piensan con esos estándares son poseedoras de poca moral o carecen
de valores. Y las otras personas que persiguen esos valores mundanos terminan
siendo intrascendentes o en todo caso desposeídas de todo lo que hayan podido
conseguir en vida, el día que partan para suerte de parientes y otros cercanos.
La grandeza de un hombre no se mide por la fortuna que
acumule, sino por la fortuna que de. La clave de la felicidad es la sencillez.
Y el respeto es algo que se gana y no se adquiere como un derecho, sea por
tener los bolsillos llenos o el rostro arrugado. El pilar del honor y los
valores se llama rectitud todo en ella se soporta y de sus frutos se obtiene el
respeto y la trascendencia después de la muerte. Su costo es de una vida entera
y se debe ser más que valeroso para andar en su camino, desde ya su camino no
tiene ningún precio, mas solo tiene incontable sacrificio.
A un año de Dobri Dobrev ejemplo de persona, de los pocos
que pueden llamarse hombres de bien.