sábado, 24 de agosto de 2019

Un pequeño ensayo sobre el amor.

 Fue hace unos días cuando después de que un amigo llevara a cabo un acto de arrojo fallido es que comencé a pensar en escribir esto. No pienso hablar nada de lo que solemos mencionar sobre el amor, solo quiero tratar el tema por el lado de los años y de las ocasiones en que llega este a nosotros.

 Porque las personas menosprecian los actos auténticos de amor? Porque vale mas "Hacer el cuento", que demostrar en un gesto de total sinceridad y honestidad el amor que uno puede sentir hacia otra persona. Porque las personas viven pensando en algo que nunca llega y cuando alguien toca las puertas de su vida ni siquiera salen a ver quien es? Acaso no nos damos cuenta de que cuando alguien nos visita en el trabajo, o llega a la entrada de nuestra casa a ofrecernos una invitación a esta persona le a costado horas de pensar, días incluso de meditar como sera la respuesta, a prepararse por si llega a ser un no rotundo, los nervios que conlleva tomar el coraje y pararse frente a frente para demostrar en abierta intención el interés hacia el otro por la cual se expone y en tantos casos delante de un medio mundo de espectadores. Acaso un acto así no vale la pena ser reconocido, que esperamos? No logro entender que es lo que espera la gente. Por mi parte nunca goce de la infinita suerte de que una mujer me demuestre así sus intenciones. De pasar algún día, no merecería una oportunidad por demostrar tanto interés, por jugarse de esa manera? Lo irónico de todo esto es que las personas buscan encontrar a alguien en la vida que les demuestre su amor de manera abierta, pero nadie tiene el valor de hacerlo por el otro.

 Al paso que vamos habrá mas personas solas de las que me imagino. Me canso de ver buenos amigos que arriesgan y que son menospreciados, me canse de exponer el corazón a personas que son como un abismo negro donde nada parece surgir de ellas mas que silencio. Creo que las personas que esperan cruzadas de brazos a esa media naranja soñada tuviesen que intentar hacer lo mismo que tantas a las que han rechazado para saber lo que es amar de verdad, arriesgar y quemar todas las naves por un amor que ni saben con certeza si sera correspondido. Para así aprender a valorar esos actos.

 Muchos permanecerán solteros pasados los años por pretender mucho mas de lo que la vida les a ofrecido, y habrá otros que terminen en soledad con el paso del tiempo porque estarán muy curtidos como para tener la confianza en entablar relaciones que ya creen perdidas de ante mano, la resignación les habrá vencido. Así de complejos somos que jugamos a ser inmortales y dejamos pasar los años esperando esa mitad que tenga todo lo que siempre soñamos y que se amolde sin objeciones a todas nuestras costumbres y exigencias. Y no nos damos cuenta que la vida es una sola y que el amor tiene distintas etapas y aunque de mayores encontremos el nuestro ya no podremos vivirlo como si tuviéramos veinte años. Porque para cada cosa en la vida hay un momento.

 Es triste saber cuantas son las objeciones que se plantean las personas en la cabeza, esperando algo que no llegara, rechazando amores genuinos, llenando la mente de prejuicios a causa de tantos golpes recibidos.

 Yo por mi parte nada mas me siento a observar, como las personas van y vienen y dicen vivir a pleno cuando en realidad desperdician el tiempo. Y aun me voy a acostar por las noches, apagando las luces mientras relamo viejas heridas...

 Ojala todos tuviéramos la grandeza, el coraje y el valor de pararnos frente a la persona con la que quisiéramos vivir una vida entera y poder manifestar nuestras mas claras y sinceras intenciones. Como en la memorable escena de la película "Un lugar llamado notting hill" que casualmente este año cumplió veinte años. Donde la sinceridad y la sencillez vencen a los prejuicios, los egos y el orgullo personal. Brindo por quienes se animaron, por los que triunfaron y son felices y por los que perdieron pero aun así lo harían de vuelta porque son estas personas justamente las que aman de verdad.




domingo, 11 de agosto de 2019

Atrapando atardeceres...

 Los que me conocen saben que me gusta perderme por los barrios altos, como así les llamo. Entre calles desoladas, mezclarme con el viento y las hojas. Y por supuesto perseguir atardeces de ámbar. Nada mas bello que salir del bullicio del centro y hacer un par de cuadras (si un par, esta ciudad es particular y cambia todo en cuestión de dos cuadras) y caminar rodeado de casas de piedra y aroma a eucaliptos, tener conversaciones con el viento y los recuerdos. Y porque no elevar algún sueño al cielo mientras cae la tarde, para cuando llegue alto se mezcle con las estrellas por la noche. Y capturar en la cámara del teléfono un instante fugaz que dure para siempre como lo es un hermoso atardecer en una tarde de invierno...







domingo, 4 de agosto de 2019

Cafetín Francés...

 Cafetín marplatense entre calles perdidas,
a tu vereda perfumada entregue cuando joven mis sueños desprendidos.

 Ornamentado de plata y bordados finos,
de manteles blancos y jarrones floridos.

 Vestiste tus muebles con hojas de abriles,
amalgamaste del tiempo las horas y del insomnio los soñadores.

 Y lloro sobre tus altares callejeros cada otoño,
desde antaño aquel árbol que creció a tu lado.

 Cafetín querido, tus mesas fueron refugio donde volqué mis letras,
tus luces fueron velas a media noche encendidas.

 Fuiste hogar escondido de unos pocos poetas
y escribiste junto a ellos el verso, la trova la oda y el himno de los que fuiste escuela.

  Pequeña gloria perdida, acunaste mi nostalgia entre tus sillas
y escondiste entre tus rincones las invisibles musas que a mis hojas en palabras describía.

 Cafetín francés revestido en madera, mudo testigo de mi cansancio,
tus cuadros del ayer y tu aroma a olvido, contaron los sueños que di por perdidos.

 Fuiste fantasía inspiración de mis delirios,
 compañero de mis tardes, reflejaste en mis retinas soles, lunas y tantos ojos benditos.

Y entregaste a mis labios exquisitos manjares y elixires profanos,
y me debiste los besos que jamas llegaron.

 Pequeño rincón tan amado, tan mio.
que te recuerdo cada día con ansias.

 Cuando volverás una mañana remembranza mía y así te regale un suspiro,
que al éter se eleve como un ángel divino.

Recinto de bohemia tan añorado tan perdido,
 agridulce morada cargada de nostalgias y melancolía.


Dedicado al viejo "Café de París" hará veinte años desaparecido, pasando por otros dueños y otros nombres. Hace años cerrado y entregado al olvido.