jueves, 30 de abril de 2020

Fue Ella...

 Fue ella inspiración de todos mis poemas,
 fue ella a quien entregue todos mis suspiros.

 Fue el néctar de todos mis delirios
 y la ambrosía de mi amor invencible.

 Fue la fuerza de mis latidos
 y el motor de mis ideas.

 Fue la tormenta de mis emociones
 y la fuente de mis sentimientos.

 Fue el páramo de mis penas
 y el alivio de mis dolores.

 Fue el oasis de mis ilusiones
 y el manantial de mis creaciones.

 Fue ella la cura y la herida.

 Fue ella el veneno y el agua.

 Fue ella la flor y la daga.

 Fue ella el sueño y la idea.

 Fue ella presente y nostalgia.

 Fue ella luz de mis ojos.

 Fue ella llama de mi alma.

 Fue ella sacro tesoro.

 Fue ella amor excelso,
 por la que escribí en madrugadas.

 Fue ella de mi corazón la dama.

 Fue ella fantasía y cielo.

 Fue ella sufrimiento y castigo.

 Fue ella todo mi tiempo.

 Fue ella la que de mi vida se ha ido.

 Fue ella mi ideal y mi mundo entero.

 Fue ella tristeza y encierro.

 Fue ella lagrimas de acero.

 Fue ella penas y tormento.

 Fue ella calma y sosiego.

 Fue ella tantas noches de desvelo.

 Fue ella corona de mi imperio.

 Fue ella con los años perdida.

 Fue ella pasado y olvido.

 Fue ella razón y locura.

 Fue ella afecto y desvarió.

 Fue ella amada mía,
 a la que todavía anhelo.

 Fue ella Galatea de mis versos.

 Fue ella a la que alabe en silencio.

 Fue ella la diosa de mis letras.

 Fue ella evocación de ensueño.

 Fue ella arquetipo impoluto.

 Fue ella musa de mis pensamientos.

 Fue ella una visión imposible,
 la suma de todos mis deseos.

 Fue ella de mis creaciones la gloria,
 efímera como el viento.

 Hermosa como los ángeles,
 inalcanzable como los luceros.

 Solo en lagrimas te percibo,
 espejos de lo que siento.

 Esencia sin nombre,
 beso que no entrego.

 En fin amada mía,
 tu eres amor que no te encuentro.




Decidí publicar este poema en ocasión al 91° aniversario de la grabación de este tema que me gusta tanto. Grabado un 30 de abril del año 1929 en la voz de Annette Hanshaw. A su memoria.




sábado, 18 de abril de 2020

Some of these days...

 Este abril, como de costumbre hace como treinta años, no recuerdo exactamente cuantos pero por ahí andan. Se iba a celebrar el festival de Jazz: "Jazz en abril". Estos días de abril me llenan de recuerdos, esta segunda quincena que esta por comenzar con sus días otoñales grises de frió, algunos de ellos llenos de horas de lluvias y calles vacías. Pero también poblados, recuerdo días de sol, días lejanos.

 Porque sera que todos los días pasados que evocan buenos momentos son soleados? Pero en fin recuerdo como dicen, allá lejos y hace tiempo... aquellos días de festival en la ciudad donde asistíamos en familia. Mi padre fanático del jazz (tengo tanto para hablar de mi padre...) no se perdía un festival con sus desfiles de bandas por las calles, bandas que venían de todos los lugares imaginados de dentro y fuera del país. Y las calles eran una fiesta y la gente se amontonaba para bailar cerca de los camiones planos que transportaban a los músicos que tocaban y tocaban y cuando querían parar, la gente no los dejaba porque siempre pedían una canción mas. Recuerdo a las personas mayores, personas que ya hoy día no creo que estén. De otros tiempos de otras costumbres con otros modismos, que aplaudían y bailaban y disfrutaban el momento mucho mas que los mas jóvenes. Que debido a su escasa edad se sentían tal vez un poco confundidos y no sabían como reaccionar a esos temas de antaño, tan viejos que deberían ser pocos los que sabían cuando habían sido creados. Pero que a fin de cuentas estos jóvenes también les seguían el ritmo o aplaudiendo o bailando tímidamente entre ellos.

 Mi padre recuerdo se emocionaba, sentía que sus ojos brillaban de una manera especial. Parecía revivir en cada pieza sus años de juventud, sus años como trompetista de un pequeño conjunto que tocaba en una radio, sus tiempos de noches largas por Lavalle y tantas calles del centro de capital. Y sus momentos con sus amigos en aquellos lugares que solían frecuentar, cuando todavía se tiraba manteca al techo...

 El siempre me hablaba de aquellos músicos. Harry James, Benny Goodman, Gene Kruppa y tantos otros grandes de la época de oro del Jazz. Y yo con mi corta edad, maravillado por esas anécdotas llenas de pompa de tipos de traje y zapatos lustrosos que le daban paliza a los instrumentos por noches enteras de cigarros y tragos, pero siempre guardaban la compostura y no se les movía un pelo de esos peinados tan prolijos que llevaban. Sentía sumergirme en ese mundo del ayer de donde venia también mi padre. Recuerdo que seguíamos a las bandas por las calles, eran cuantiosas y esa caravana alegre era interminable y sonora. Los ciudadanos salían de sus balcones, se asomaban por las puertas y todo era alegría. Hasta que generalmente una vez que las bandas se detenían y tocaban algunos temas mas. Todo terminaba al ritmo de "Cuando los santos vienen marchando". Todos explotaban de emoción y esos mayores volvían a ser jóvenes por unos minutos y los jóvenes parecían dejar de existir frente a una emoción  que ellos no comprendían.

 Pero yo si... Yo si comprendía esa emoción irradiada desde los ojos de mi padre y a pesar que el me llevaba de la mano lo entendía todo perfectamente. Luego cuando todo terminaba y se callaban las baterías, los clarinetes, las tubas, los trombones y las trompetas y el resto de los instrumentos. Partíamos por las calles del centro a tomar algo. Se me viene a la memoria un café llamado Troppo en la calle Córdoba, hasta hace poco existía pero ya no era el mismo. Todo revestido en madera, el lugar me parecía interesante y también de otro tiempo, solía haber muchos cafés y lugares donde pasar el rato. Pero con los años la ciudad perdió esa chispa y hoy las cadenas de cafés con sus carteles con palabras en ingles le sacaron ese encanto a la ciudad que le daban aquellos cafetines. Se me viene a la mente ese olor a café tan especial de esos lugares, que me marco de por vida y mi padre que pedía como siempre un cortado en jarrito. Con mi madre charlaba con alegría mientras lo tomaba, sobre los temas que se habían interpretado en el desfile, de las versiones maravillosas que el había escuchado durante tantos años en su vida. De los que le gustaría haber escuchado interpretados y mientras se ponía a hurgar en viejos recuerdos como cuando fueron con mi madre a escuchar a  Harry James en el teatro Opera. Cuando todos terminábamos después de la platica, los cafés, las gaseosas y los tostados. Nos íbamos para casa con el alma llena y el corazón contento.

 De ahí los recuerdos por estos días de abril, por estos abriles de estos años presentes donde ya mi padre no esta y el festival no es ni la sombra de lo que fue. El desfile es minúsculo y los ánimos de las personas también. Ya no esta aquella guardia vieja que tocaba y los otros mas numerosos que bailaban alrededor de la caravana, con esa esencia especial, tan única y tan de ellos. Y para colmo parece una maldición pero hace años que tocan los fines de semana en los que justo hay lluvia... Y este año con todo esto que sucede se lo puede dar mas que por cancelado.

 Por eso es que en estas noches largas de estos días vacíos, pongo al parlante viejas canciones a que me hagan de fiel compañía. Tocadas en muchos casos por excelentes músicos de hoy día, que le hacen justo homenaje a esos de los de fina estampa y peinados prolijos, de allá lejos y hace tiempo...

 Tal vez quien dice el año entrante, alguno de esos días, me sorprenda mientras camino por alguna vereda solitaria, un inconfundible sonido de trompeta. Para levantar la mirada y poder ver entre los que siguen la caravana a mi padre y ese pequeño que hoy escribe estas lineas a quien toma de la mano...


                                          "Some of these days" por Tuba Skinny.







domingo, 12 de abril de 2020

Los pájaros de septiembre.

 Primavera bella, cálida cargada de colores y deliciosos aromas.
Te engalanas de rosas y vistes con los atuendos de las mariposas.

 Tus ojos son brillantes como tus días largos,
tienes el alma viva de los niños y juegas mezclada entre los verdes prados.

 Y suspiras amores y cobijas entre tus dedos ilusiones y sonrisas,
dormitas brevemente por las noches ligeras y al salir el alba te mezclas al coro de los pájaros.

 Hay primavera! Que vives de fantasías de juventud y del amor primerizo!
Quien pudiera amar y soñar como tu y cantar con las aves y esconderse entre las flores...

 Hay donde estas amor del ayer! A donde fueron flotando esos suspiros que una vez existieron....

 Y desconsolado, te contemplo a la distancia poetiza silenciosa, te has enmudecido entre tus letras difusas como sueños borrosos, como fantasmas de anhelos inconclusos y veo que has migrado como los pájaros al llegar septiembre.

 Y ver que te has ido me a callado el alma y las letras
y como yo cierras tus ojos y ensueñas secretos que tu solo conoces.

 Hay quien pudiera migrar y entregarse al cielo como los pájaros de septiembre y teñirse de celestes y de oros y ser como un ave fénix que se marcha lejos para renacer, en otro lugar en un nuevo mundo desconocido.

 Para así rodearme de las musas para vivir y morir y renacer nuevamente entre las manos de Erató y las de Melpómene. Para así poder llorar lagrimas tan amargas pero a su vez tan dulces...






 Debo reconocer que desde que el blog "Los pájaros de septiembre" a dejado de existir, se me ha entristecido el espíritu y amargado el canto, mas no hay versos hermosos, nacidos de la divina palma que me quiten el sueño por las madrugadas. A su escritora, el poema y estas humildes lineas, este simple mortal te dedica. Ojala algún día vuelvan los pájaros y me regresen un poco de esa esencia que se me han llevado...