sábado, 18 de abril de 2020

Some of these days...

 Este abril, como de costumbre hace como treinta años, no recuerdo exactamente cuantos pero por ahí andan. Se iba a celebrar el festival de Jazz: "Jazz en abril". Estos días de abril me llenan de recuerdos, esta segunda quincena que esta por comenzar con sus días otoñales grises de frió, algunos de ellos llenos de horas de lluvias y calles vacías. Pero también poblados, recuerdo días de sol, días lejanos.

 Porque sera que todos los días pasados que evocan buenos momentos son soleados? Pero en fin recuerdo como dicen, allá lejos y hace tiempo... aquellos días de festival en la ciudad donde asistíamos en familia. Mi padre fanático del jazz (tengo tanto para hablar de mi padre...) no se perdía un festival con sus desfiles de bandas por las calles, bandas que venían de todos los lugares imaginados de dentro y fuera del país. Y las calles eran una fiesta y la gente se amontonaba para bailar cerca de los camiones planos que transportaban a los músicos que tocaban y tocaban y cuando querían parar, la gente no los dejaba porque siempre pedían una canción mas. Recuerdo a las personas mayores, personas que ya hoy día no creo que estén. De otros tiempos de otras costumbres con otros modismos, que aplaudían y bailaban y disfrutaban el momento mucho mas que los mas jóvenes. Que debido a su escasa edad se sentían tal vez un poco confundidos y no sabían como reaccionar a esos temas de antaño, tan viejos que deberían ser pocos los que sabían cuando habían sido creados. Pero que a fin de cuentas estos jóvenes también les seguían el ritmo o aplaudiendo o bailando tímidamente entre ellos.

 Mi padre recuerdo se emocionaba, sentía que sus ojos brillaban de una manera especial. Parecía revivir en cada pieza sus años de juventud, sus años como trompetista de un pequeño conjunto que tocaba en una radio, sus tiempos de noches largas por Lavalle y tantas calles del centro de capital. Y sus momentos con sus amigos en aquellos lugares que solían frecuentar, cuando todavía se tiraba manteca al techo...

 El siempre me hablaba de aquellos músicos. Harry James, Benny Goodman, Gene Kruppa y tantos otros grandes de la época de oro del Jazz. Y yo con mi corta edad, maravillado por esas anécdotas llenas de pompa de tipos de traje y zapatos lustrosos que le daban paliza a los instrumentos por noches enteras de cigarros y tragos, pero siempre guardaban la compostura y no se les movía un pelo de esos peinados tan prolijos que llevaban. Sentía sumergirme en ese mundo del ayer de donde venia también mi padre. Recuerdo que seguíamos a las bandas por las calles, eran cuantiosas y esa caravana alegre era interminable y sonora. Los ciudadanos salían de sus balcones, se asomaban por las puertas y todo era alegría. Hasta que generalmente una vez que las bandas se detenían y tocaban algunos temas mas. Todo terminaba al ritmo de "Cuando los santos vienen marchando". Todos explotaban de emoción y esos mayores volvían a ser jóvenes por unos minutos y los jóvenes parecían dejar de existir frente a una emoción  que ellos no comprendían.

 Pero yo si... Yo si comprendía esa emoción irradiada desde los ojos de mi padre y a pesar que el me llevaba de la mano lo entendía todo perfectamente. Luego cuando todo terminaba y se callaban las baterías, los clarinetes, las tubas, los trombones y las trompetas y el resto de los instrumentos. Partíamos por las calles del centro a tomar algo. Se me viene a la memoria un café llamado Troppo en la calle Córdoba, hasta hace poco existía pero ya no era el mismo. Todo revestido en madera, el lugar me parecía interesante y también de otro tiempo, solía haber muchos cafés y lugares donde pasar el rato. Pero con los años la ciudad perdió esa chispa y hoy las cadenas de cafés con sus carteles con palabras en ingles le sacaron ese encanto a la ciudad que le daban aquellos cafetines. Se me viene a la mente ese olor a café tan especial de esos lugares, que me marco de por vida y mi padre que pedía como siempre un cortado en jarrito. Con mi madre charlaba con alegría mientras lo tomaba, sobre los temas que se habían interpretado en el desfile, de las versiones maravillosas que el había escuchado durante tantos años en su vida. De los que le gustaría haber escuchado interpretados y mientras se ponía a hurgar en viejos recuerdos como cuando fueron con mi madre a escuchar a  Harry James en el teatro Opera. Cuando todos terminábamos después de la platica, los cafés, las gaseosas y los tostados. Nos íbamos para casa con el alma llena y el corazón contento.

 De ahí los recuerdos por estos días de abril, por estos abriles de estos años presentes donde ya mi padre no esta y el festival no es ni la sombra de lo que fue. El desfile es minúsculo y los ánimos de las personas también. Ya no esta aquella guardia vieja que tocaba y los otros mas numerosos que bailaban alrededor de la caravana, con esa esencia especial, tan única y tan de ellos. Y para colmo parece una maldición pero hace años que tocan los fines de semana en los que justo hay lluvia... Y este año con todo esto que sucede se lo puede dar mas que por cancelado.

 Por eso es que en estas noches largas de estos días vacíos, pongo al parlante viejas canciones a que me hagan de fiel compañía. Tocadas en muchos casos por excelentes músicos de hoy día, que le hacen justo homenaje a esos de los de fina estampa y peinados prolijos, de allá lejos y hace tiempo...

 Tal vez quien dice el año entrante, alguno de esos días, me sorprenda mientras camino por alguna vereda solitaria, un inconfundible sonido de trompeta. Para levantar la mirada y poder ver entre los que siguen la caravana a mi padre y ese pequeño que hoy escribe estas lineas a quien toma de la mano...


                                          "Some of these days" por Tuba Skinny.







4 comentarios:

  1. Hermosos recuerdos de horas y gustos compartidos con tu padre. Estoy segura de que también le gustaría lo de hoy el que ama el jazz lo aprecia siempre. Un gusto

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    1. El gusto es mio. Agradezco tu comentario. Muchas gracias por pasar.

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  2. Son días de mucha nostalgia, de personas, de sitios, de tiempos felices, sí.

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    1. Así es Toro el encierro en estos días hace que retornemos hacia nuestras memorias mucho mas que de costumbre. Por suerte mas de una vez los recuerdos me sacan una sonrisa.

      Muchas gracias por visitarme.

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