sábado, 27 de octubre de 2018

La tierra del olvido...

 Una vez oí hablar de una tierra mística y lejana, un sitio perdido en algún lugar remoto, donde los caminos se extravían entre pasos de montaña y el viento sopla a su libre antojo. Alguna vez oí hablar de ese páramo donde reposan las tumbas de caminantes de antaño rodeadas de pastizales de oro y de donde se dice que se siente el peso de los siglos, oculto entre brumas como un tesoro. Que los días parecen mas largos y que las noches son mas oscuras y que son mas estrellas en el cielo las que de lejos alumbran. Escuche decir que el tiempo parece transcurrir lentamente y que en el paisaje reina el silencio y el horizonte se viste de picos nevados. Que en ellos habitan las aves soberanas que son centinelas de aquel mundo perdido. Con la vista aguda sus ojos vigilan como los que observaban desde Burana. Hay..! Aquel tiempo ido... donde desde la exótica torre aquellos celaban sus dominios, hoy son polvo en el viento y sus nombres parte del olvido. Pero Burana aun aguarda a quien la descubra desde algún errante camino.



jueves, 18 de octubre de 2018

Cuando los pájaros callan...

 De aquel mes de mayo pasado me quedo esta imagen para el recuerdo de una caminata cuando caía la tarde. Hacia algo de frió y las calles empezaban a despojarse de sus caminantes como así las plazas. Y fue andando en mis distraídos pasos que levantando la mirada vi un viejo árbol de su verde vestimenta despojada, solo para vestirse de pájaros. E inmediatamente pensé en este blog que escribo cuando puedo, en su nombre y en los poemas que de a ratos esporádicos cuando tengo el corazón inflamado sea por una ilusión o por una pena o por los recuerdos escribo. Y los mire fijamente y me dije:

 Cuando los pájaros callan, por los atardeceres solitarios, van a acurrucarse y a reposar sus almas. Como yo reposo la mía tras las jornadas largas. Quien pudiera como ellos envueltos en plumas cobijar sus ansias y mantenerse erguidos esperando el mañana. Ojala yo pudiera cerrar los ojos y no poder contener las ansias y olvidar la fatiga de las horas trabajadas. Y envolverme de sueños tan hermosos como esos pájaros y dibujar la leve sonrisa fruto de mi esperanza, de encontrar al nuevo día un alma apasionada que refleje mi sonrisa y en sus ojos mi mirada...


jueves, 11 de octubre de 2018

Las cosas pasajeras...

 Aunque septiembre se fue sin dejar mucho que contar, recuerdo unas mañanas de visita en la casa de un amigo y se me viene a la mente un árbol de ciruelo que es la joya de su pequeño jardín. Este árbol durante unos pocos días al año, cuatro o cinco como mucho, florece de una manera tan intensa que pareciera volverse blanco. Y por unos efímeros días mantiene ese porte para luego entregar sus pétalos al suave viento augurio de temprana primavera donde aun el invierno se hace notar en sus noches como un huésped que no tiene muchas ganas de dejar la casa. Realmente por ese corto periodo de tiempo el jardín se vuelve un espectáculo natural, todo el lugar es invadido por abejas que aparecen de la nada de Dios sabe donde solo para volver a esfumarse cuando las flores se desnuden de sus pétalos y el suelo se tiña de una fría armonía y pareciera todo nevado.

 Sin dudarlo saque algunas fotos, algo tan bello y tan fugaz valía la pena de que quedara retratado. Y pensado en esos escasos días y esas flores que entregan su alma a la brisa matutina pensé en las cosas bellas y en las cosas efímeras, imagine de a ratos los buenos y los malos tiempos y las épocas pasadas. Y que todo, lo bueno como lo malo pasa... Todo pasa... una frase que para ciertos tiempos resulta ser promisoria y para otros una pesadilla que se avecina a paso lento pero constante. E imagine esas flores y las compare con mil cosas y en ellas vi las cosas de los hombres resumidas y pensé, que de alguna manera somos como esas flores que en los inagotables días de lo eterno al igual que ellas por algún motivo sea amor, o las humanas ambiciones que perseguimos entregamos nuestra esencia, nuestra existencia al tiempo que ondea incesante como aquel suave pero constante viento de primavera y pasamos a ser algo pasajero, algo bello que una vez existió pero como las pequeñas flores a estos días de mitad de octubre ya son solo un recuerdo...