jueves, 31 de mayo de 2018

Adiós Mayo...

  Me despido de ti en este ultimo día, mes hermoso y apacible, tan representativo del otoño, con sus atardeceres dorados y sus noches largas. La ciudad tranquila y el ritmo urbano que se desacelera con el correr de sus días. Esos vientos caprichosos que arremolinan las hojas y esa lluvia que se empieza a sentir fría. Ese mes de días que parecen ser vestigios del verano y de otros que son adelanto del invierno. Treinta y un días que lo tienen todo. Veredas que se visten de marrones y tonos rojizos y plazas que se forran de bronce y oro. Que feliz de vivirte cada año, que tristeza de verte marchar en el calendario... Golondrina engalanada de melancolía, reflejan tus ojos luces tenues, rayos de sol que se deslizan como el ámbar entre los arboles, tu alma es nido de añoranzas de otros tiempos, imagen en sepia de años perdidos. Hay quien pudiera sentarse a ver el ocaso en el que te escondes para seguirte en ligero vuelo y jamas verte partir...




domingo, 27 de mayo de 2018

Una canción...

 Sigo hablando del poder de las cosas, de las imágenes en las ultimas dos entradas y ahora el bien sabido poder de la música. Siempre que paso por el boulevard se me viene a la mente la canción de Sixpence, I´ve been waiting. Aquel tema del 2002 (que buen año!) en el que esa banda sonaba tan bien, tan compacta, todos tan coordinados y la fabulosa Leigh Nash cantaba con esa vos que me quedo por siempre en el recuerdo. No sera una banda legendaria y puede ser que mas de un lector no sepa siquiera de quienes hablo. Pero en fin, ese tema tiene algo, tal vez algún acorde nostálgico que halla hecho que se quede atrapado en mi memoria. Así que a modo similar de como dice su letra cuando me acerco a la cafetería por el boulevard, en la tierra de la canción, en la tierra de la espera. En esta ciudad solitaria. Siempre recuerdo el poder de la música y como sin imponernos nada, al contrario acompañada de una dulce melodía y una voz armoniosa una canción hace nido por siempre en nuestras mentes, en nuestros corazones...

 Para los curiosos que la quieran escuchar aquí les comparto el enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=PavGpxqj4iM







viernes, 18 de mayo de 2018

El beso...

 La ultima vez que publique hable del poder de las imágenes, lo que pueden simbolizar y sus diversos significados. El tema es para seguir hablando y hace unos días por la mañana yendo a mi trabajo me tope con este gastado mural. Una alegoría al Beso de Klimt desgarrado por los vientos marítimos que vienen de las playas. Me detuve por un momento y recordé cuando encontré el original mientras recorría el Belvedere en Viena, tan lleno de vida, tan vibrante. Una obra preciosa de dos personas que se contienen mutuamente en una postal amorosa que representa un esplendido tributo al amor. Y pensé nuevamente en el poder de las imágenes, una imagen tan bella, tan delicada como esta, queda grabada en la mente de algún espectador que por casualidad o no la vio en algún momento de su vida. Y en un lugar tan lejano, tan austral del mundo en una ciudad tan diferente a la que el original se encuentra. En un muro cualquiera un individuo inspirado rinde su tributo. Y esa reencarnada belleza al sur del mundo deslumbra al caminante casual que por allí pasa. Un hombre cualquiera que mira sin saber de que se trata, otros que conocen el cuadro original que por algún lado han visto su foto y otros que si lo vieron, pero que el mural les trae viejos recuerdos de días inolvidables, de una ciudad lejana de un continente lejano... en fin de tantas cosas... Que generador de sensaciones es el gastado mural. Que al momento de verlo flameando sus pequeños trozos de pintura al viento, he de pensar hasta las oceánides que desde la costa contemplan darían a cambio todos los tesoros del mar por un poco de ese amor divino que el viejo muro retrata...