miércoles, 27 de marzo de 2019

Cuando llega el otoño...

 Pues nada en especial para muchos. Pero para mi simplemente a llegado mi estación favorita y este año con el paso firme. Y la ciudad se torna solitaria y se vuelve a escuchar el sonido del viento y las hojas secas. El cielo se ornamenta de nubes y las camas de cobijas, se abren de vez en cuando los paraguas y se cierran las sombrillas. Los pájaros anidan mas temprano y el sol se levanta mas tarde... Hay! Que maravillosos son los días de otoño con ese sabor de hogar y tardes de mates y de tiempos del ayer. Que veo esas veredas vestidas de sepia pinceladas por los rayos del sol que mueren en cada tarde y recuerdo cosas... Cosas tan mías y tan del otoño que me las trae a la memoria solo el.





lunes, 4 de marzo de 2019

Zadar donde moran las oceanides...

 Hay lugares en este mundo que todos quisiéramos conocer, y otros en los que no hemos pensado mucho simplemente porque no los conocemos o no hemos oído hablar mucho de ellos. Zadar es mi caso. Lugar lejano, si lo es y puede ser que de el no conozca mucho ni de Croacia. Pero hubo un día hace unos años que oí hablar de sus costas, que no terminan en playas de arena, terminan en escaleras que van al mar, como si se tratara de un sueño surrealista, donde los escalones llevan a ninguna parte y se terminan inexplicablemente. Pero todo tiene sus porqués esos escalones tienen unas aberturas por donde el viento y el agua del mar entran y forman sonidos musicales. Una bella obra arquitectónica con un formidable tinte de poesía. Donde los transeúntes se sientan en las escalinatas a ver el día, la puesta del sol o la noche. Mientras miran hacia ese mar antiguo cargado de historias y de secretos que guarda islas e islotes cercanos. Y quien sabe en algún perdido peñasco mas allá de su horizonte en el que las oceanides toquen siguiendo las notas que Eolo y Poseidon hacen llegar a las costas, las melodías de la Atlantida.