domingo, 11 de agosto de 2019

Atrapando atardeceres...

 Los que me conocen saben que me gusta perderme por los barrios altos, como así les llamo. Entre calles desoladas, mezclarme con el viento y las hojas. Y por supuesto perseguir atardeces de ámbar. Nada mas bello que salir del bullicio del centro y hacer un par de cuadras (si un par, esta ciudad es particular y cambia todo en cuestión de dos cuadras) y caminar rodeado de casas de piedra y aroma a eucaliptos, tener conversaciones con el viento y los recuerdos. Y porque no elevar algún sueño al cielo mientras cae la tarde, para cuando llegue alto se mezcle con las estrellas por la noche. Y capturar en la cámara del teléfono un instante fugaz que dure para siempre como lo es un hermoso atardecer en una tarde de invierno...







8 comentarios:

  1. Gracias por compartir el instante.
    Tantos instantes que se pierden en la nada... sin ojos que los contemplen, huérfanos de atención y cariño.
    Tú cazaste uno.
    Este no fallecerá... seguirá incluso después de que ya no estemos.

    Saludos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gran verdad Toro, las fotos capturan instantes que nos trascienden. Todas las fotos antiguas, en los casos que aparecen personas en ellas, de alguna manera pasan a ser fotos de fantasmas... Gracias por comentar.

      Borrar
  2. Y mientras haya quién eleve sueños al cielo a la vista de un atardecer habrá esperanza! Es en compañía del viento, de la lluvia y las estrellas que muchas veces podemos amplificar esa voz que grita en nuestro interior pero que es sofocada por las grumosas voces de lo cotidiano.
    Paradójicamente las caminatas solitarias son una cita con uno mismo, me pregunto ahora, si su espontaneidad responde al azar o por el contrario, a una ignorada necesidad...

    Me ha encantado la foto! *.*!

    Emanuel te dejo un abrazo en esta mañana de brisas fugitivas!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Aquamarine, hermosa reflexión, estoy mas a favor de la idea de pensar que esas "Citas con uno mismo" responden mas a esa necesidad subconsciente que tenemos de hablar con el silencio, de hablar con nosotros mismos. Gracias por comentar.

      Saludos y buena semana.

      Borrar
  3. Pasear un domingo de invierno por las calles tranquilas. Sentir el aire frio en la cara, las veredas manchadas con hojas secas que aun quedan del otoño. Caminar tranquilo. Sin prisa. Contemplando y disfrutando el paisaje. Abrazos!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Así es Gustavo no hay nada mejor y mas cuando en estas épocas del año tenemos las calles solo para los amigos del frió.

      Saludos y gracias por comentar.

      Borrar
  4. Esos atardeceres, qué tendrán!! Nos atrapan y nos dejan cautivos de instantes poéticos, colgados del espacio. Son efímeros pero intensos.
    Un saludo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hermosa reflexión Jose, sin dudas poseen algo especial. Tal vez sea la belleza de las cosas efímeras, lo que los hace tan especiales... Son como hace un tiempo escribí aquí como las flores del ciruelo que nacen y florecen por tan solo unos días solo una vez al año. Creo que aprendemos a valorar las cosas realmente cuando se nos escaparon de las manos o en su defecto cuando sabemos que son efímeras, (aunque todo en la vida es pasajero, pero hay casos que tenemos conciencia plena de ello). En fin mas que atrapar momentos, como tu dices mas bien son ellos los que nos atrapan.

      Saludos y gracias por pasar.

      Borrar