- No te
hayo y sé que existes, yo sé de qué se compone la amalgama que da vida a tu
corazón. Yo te siento intermitentemente y te conozco sin saberlo. Acaso eres un
sueño?
- No, no
solo un sueño soy. Yo existo y le doy inspiración a tus ideas, yo talló la
forma del pensamiento. Como la blanca piedra el cincel del escultor. Soy el eco
que resuena en tu mente cuando duerme.
Yo susurro en tu oído las palabras, que llegan a tu interior. Y enzarzo las quimeras olvidadas en las penumbras del templo de tu alma. Aquel del que guardiana soy.
Soy la llama ardiente que enciende tu pasión,
soy de tus aspiraciones la gloria. La que corona de laureles y rinde tributo a
tus ojos cuando se iluminan por amor.
Yo protejo
tus ideales vencidos, yo custodio eterna los lemas de tu honor, suspiro cuando
suspiras. Yo sueño a la par que tú.
- Dime!
Donde te ocultas, donde escondes los ojos puertas de tu alma. Que celosa
guardas como un fantástico tesoro que ningún mortal vio. Dime tu difusa como la
matinal neblina, que deambulas en las horas de mi vida. Tus manos sagradas son
las que mis manos acarician. Y guían prudentes, tan sabias cada una de mis
líneas.
Acaso musa
mía, como una etérea sílfide que pulula con el viento, me cuidas de los males,
me incitas de las cosas, sus facetas más nobles. Compones de mi vida la música,
que la hace más bella. Y yo no te encuentro!
Oh imposible, el más hondo de mis deseos! Si tú eres para mí, todo lo
que espero!
Te figuro cual
altiva Pentesilea, que entre los brazos del formidable Aquiles pereció. La hija
de marte ardiente, que al formidable guerrero, en tres duelos enfrento.
Apasionada como la cartaginense Dido que de su
vida se desprendió, al verse poseída sin remedio, en un arrebato de amor.
Leal como
la doliente Andrómaca, que de lo que le resto de vida al honorable Héctor
lloro.
Y como la
bellísima Helena, por la que entera Troya ardió.
Acaso me
equivoco, cuando exclamo con pasión! Dime tu maquinación de mis impulsos,
néctar de mi amor. Si acaso eres solo un sueño o un vago arquetipo impoluto que
en mis silencios erigí yo.
- No, sueño
tuyo no es lo que soy. Yo soy más que todo aquello, soy la raíz de tu percepción. El concepto, la concepción, el sagrado
designio que mueve tu pluma de poeta y las palabras de tu amor. Soy la
constructora de tus delirios por los que desvaría tu corazón. Yo soy de tu
sonrisa el reflejo. De tus ideales más bellos absoluta representación.
- Oh...!
Donde te ocultas, agridulce reflejo, tu que eres tan mía. Donde estás tú? Si yo
tus ojos los he visto, yo no sé si dormido o enloquecido de amor! Descúbrete,
hazte luz. La creación más bella de la que tengo uso de razón. Que quiero
decirte de mi boca las mudas palabras que te menciono sin alzar mi voz. Ya no
quiero verte rauda por las nocturnas horas, como un fantasma pálido. Que en
ocasiones acude a mi dolor.
Acaso…, acaso
yo estoy loco. He perdido la cordura, como un Quijote que en exceso soñó.
Persigo de mi alma su cantar más exquisito. La imposible oda, que al cielo
enloquecido un día desvariado por un amor no correspondido ofrendo?
No…, no es
verdad! No puede ser. Si ella que es la gloria de mi alma, la cúspide de mis
sentimientos. Ella es de mis hojas cada una de mis palabras, cada arrebato que
me quita el aliento. Ella existe! Es solo que la busco, en el entorno
incorrecto, por ello es que por ella clamo, pero no la encuentro.
- Yo existo, no soy un sueño. Yo habito en ti desde el inicio del tiempo. Me encontraras en todas partes, dormido soñando o con los ojos abiertos. Bajo la hoja seca, o en el sonido del viento. En el sol del verano y en la lluvia del invierno. Yo soy de la existencia, su más pura belleza. Todo lo que proyectas y todo lo que anhelas. Pero no me busques en vano, si yo habito a tu lado, murmuro a tus oídos, me escurro en tu llanto, me reflejo en tus ojos en apasionados arrebatos. No me busques, me tienes a tu lado, cuando duermes sereno y cuando te desvelas por un motivo ingrato. No me busques lejos, si yo camino a tu lado, me reflejo en el mar y en el cielo y en el agua de los charcos. Yo de ti no me separo, si un mismo latir marca nuestros pasos.
Yo en fin soy forjadora de tus sueños y te hablo en ellos. Si fuego y arrebato, si locura de tu creatividad. El baluarte más grande, el más magnifico de todos tus sentimientos. El noble impulso que tu vida, su vida le ha puesto. Cuando el pálido rostro, de la bella muerte te sonría, allí en ese día sin nombre. La que nombre para ti no tiene, compañera de tu vida. Firme tu mano tomare para junto a ti, solemnes y serenos le devolveremos una sonrisa leve. Soñadores que despiertan de un sueño, para vivir otro eterno.Y será ese el momento creador mío, que hoy me esbozas entre líneas. Que ambos seremos al unísono, volubles almas que al breve tiempo de la vida, nos habremos convertido en un apacible recuerdo, de hermosa poesía.
Escrito el
11/06/2024.
Cada otoño que pasa, me deja un destello de inspiración que en algo se materializa. Una madrugada para escribirlo y otra para pulirlo y publicarlo. Y quería que así fuera antes de que este otoño termine. Es trágicamente bello, pensar en estas composiciones huérfanas. Son en si un tributo al genio mismo, al baluarte imaginativo que reside en la mente del poeta. Es un brote apasionado concebido en la soledad de la madrugada, como quien tiene una visión hermosa y le rinde culto aun siendo fugaz. Como el lucero que atraviesa el cielo nocturno, sin apenas ser percibido. Son poemas sin nombre, son en fin, "Cartas al viento"...