martes, 10 de abril de 2018

Los libros....

 Tal vez no muchos sean conscientes de esta afirmación porque sus gustos pasen por otros lados, pero hay pocos sitios tan mágicos como una librería. Esos viejos locales donde se apilan entre estanterías que desbordan de viejas ediciones, se arrumban aquellos tomos enciclopédicos hoy día tan poco solicitados mas que para decorar un mueble... Esas paginas sepias, ese olor tan especial... Realmente quieres saber como huele el tiempo, nada como abrir un viejo libro y inmiscuir la nariz dentro de el, así sabrás como huele el tiempo, los años incluso los siglos...

 ¿A que todo esto? El otro día recordaba viejos días de mi adolescencia cuando era un joven de 14 años y salia de la escuela y después de una comida rápida en casa pasaba algunas horas de la tarde en la librería de un cliente de mi padre. Cervantes se llamaba el sitio, un local con una larga trayectoria que por esas desgracias de los infortunios económicos que han transcurrido tantas veces en nuestro país no llego a estos días. Pero el recuerdo es grato porque aunque poco era lo que compraba, era una compañía para aquel hombre que ya tenia sus años y me sumergía en esos libros de historia y así vivía vidas que nunca viví. Como también en la esquina de mi casa se hallaba otra librería en la cual un empleado de vigilancia veía mi entusiasmo y me alcanzaba los libros que tantas veces le pedí y que nunca pude comprar. Quiero agradecer a esas personas que desinteresadamente vieron un muchacho entusiasmado por la lectura y le abrieron las puertas a aquellos mundos. Lo mas probable es que nunca lleguen a leer estas lineas. Pero en fin a todos ellos mis infinitas gracias.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario