Ha llegado el final de este año, un año duro, un año extraño. Pero nunca podre decir un año perdido.
Perdido para los que ya no abrirán sus ojos el día de mañana, para los ancianos que pareciera que esperan la muerte en un asilo, sentados solitarios viendo como pasan todos los días calcados. Malo para los que no pudieron despedirse de sus seres queridos, para los que la economía que ya los venia golpeando desde antes, hizo que no pudieran poner un plato en la mesa y tener que ir a un comedor padres e hijos a buscar una única y mísera comida para todo el día, para los que se quedaron sin trabajo. Y un año mas para el mendigo que pide en la calle, para el cartonero que come un resto de algo, que encuentra en la basura y se saca el barbijo con sus manos negras para mandarse un bocado e inocente piensa que el barbijo lo protege y de sus manos manchadas de pobreza no toma recado, porque le es natural. Un año mas para los huérfanos que en un orfanato, pasan las fiestas sin pena ni gloria, que no tienen el cariño de nadie, un beso, un abrazo, un juguete, algo decente que comer, que no probaran un chocolate. Muchos ni saben lo que es un chocolate o una coca cola. Para ellos la vida siempre fue la misma pero este año con esta desgracia añadida.
Así que cuando leo a muchos en palabras decir, que este fue un año perdido, porque no pudieron salir de vacaciones, comprarse alguna novedad de mercado, salir a un bar, de shopping, a comprarse ropa. Cuando leo y escucho a todas esas personas quejándose de sus problemas primermundistas, problemas egocentristas, por favor y con todo respeto les pido que piensen, en que hay gente, mucha gente, que hoy esta bajo tierra porque no perdió el año sino que perdió la vida, gente común, trabajadores de la salud y tantos otros para los que la vida termino abruptamente. Habrá sillas vacías en estas fiestas. Y para otros no habrá fiestas porque no tienen nada que festejar.
Quiero cerrar este año levantando una copa, brindando porque a pesar de todo me espera un mañana.
Brindo por; Los que sufren, los soñadores, los apasionados, por los que a pesar de todo creen, por los que peinan canas o tienen alguna arruga y la vida los sigue sorprendiendo, por los inocentes (esos son los verdaderos jóvenes). Brindo por los que se emocionan, los que viven pensando en construir un mañana, los que a pesar de todo siguen creyendo en el amor, por los que se enamoran, por los que aman, por los ingenuos, los que viven felices a pesar de la rutina y los que al llegar la noche se entristecen, brindo por los nostálgicos, por los melancólicos. Brindo por los que aun sangran por una vieja herida, brindo por los que aun regalan flores en la primera cita, brindo por los que aun esperan a la persona indicada, brindo por los que miran al cielo nocturno y cuentan estrellas en la madrugada, por las que se sientan en un banco escondido a deshojar margaritas. Por los poetas, por los buenos amigos, brindo por la vida, por las cosas que fueron, las que no pudieron ser y las que vendrán. A ti que me lees brindo, por los que al final de estas líneas les he sacado una sonrisa y por los que les he sacado una lagrima, por esos que lloran, porque yo también lloro...